16 septiembre, 2020

cosas

Quizás no os sorprenda, pero mi padre tenia pinta de padre. Ya se que eso no significa nada, pero era el que conducía el coche, el que me quitaba el sillón bueno del sofa y el que siempre tenia una broma sin gracia para amenizar el día. No teníamos negocio familiar, pero la casualidad hizo que con 16 años lo acompañara a algunas reuniones. Y de repente, allí, ya no era mi padre. No puedo decir que caminara más recto, ni que sus bromas tuvieran más gracia, pero la gente lo escuchaba. Se movía con una agilidad ante cualquier situación que jamas vi en casa. Pero al volver al coche, ya volvía a ser mi padre. Me gustaba asistir a aquellas reuniones, y me maravillaba ver como hablaba, gestos que nunca usaba en casa, esa forma de escuchar que inspira confianza a la gente, creo que podría decir que tenia cierto orgullo de hijo. Luego me fui a la universidad, y no lo vi más fuera de la seguridad familiar, donde volvía a ser mi padre-clark-kent, y poco a poco me olvide de ese otro padre-superman que había visto en acción. Hasta el otro día, cuando tuve una reunión importante, y por un segundo deje de ser yo, y la gente me escuchaba, y sabia que gestos hacer, y a quien preguntar para que la reunión fluyera. Me pregunte de dónde habían salido esos superpoderes que no sabia que tenia, y de pronto pensé en mi padre-superman y comprendí que por algún misterio, debía de haber heredado esa capacidad de transformación. Así que la semana que viene tengo otra reunión importante y ya estoy buscando una excusa para llevarme a mi hija, por si acaso no fuese 100% hereditario. 

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