El no vino a mi, pero ahora esta con migo. De hecho, he de decir que yo ni tan solo lo estaba buscando... Ya se, es cierto que hace meses que salgo a correr a la reserva entre cervatillos, mezclandome fugazmente con ellos para ver en seguida como despaparecen en el bosque mucho más veloces que yo, pero no, a mi no se me habria ocurrido nunca cazarlos. El no vino a mi, pero fue a Holly. Fue un Jueves tarde, corrio a toda velocidad contra su coche, y fue ella quien me entrego su corazon. Eso fue lo primero que nos comimos. En aquel momento no me di cuenta de lo que estaba haciendo, pero pronto comprendi que cuando los antiguos indios se comian el corazon de sus presas no era por alimentarse. Ellos sabian que eso les infundiría la fuerza para correr como ellas. Ahora que él esta en mi, no puedo esperar a comprobar sus efectos, mañana volvere a la reserva, a correr por sus caminos, y esta vez, cuando me junte con los cervatillos, no seran ellos los que desaparezcan veloces en el boque.
PD: este soy yo, antes de comerme al ciervo, en el momento del hachazo en los rutgers 5k...
Muy bonito ( hoy tu madre nos ha enseñado el blog , osea que ahora tendras a tus tias opinando) un poco no se si tétrico es la palabra, pero bonito. Escribes muy bien. Un besazo
ResponderEliminar