23 abril, 2014

Sant Jordi raro


La vida es rara. Eso estaba pensando Santjordi segundos antes de enfrentarse al dragon. Luego no hubo más tiempo para pensar. Fintar, golpear y rodar por el suelo, levantarse, fintar y rodar otra vez, no descuidar los flancos, la espada siempre por debajo del escudo, acordarse de respirar. Entonces llega un olor a carne quemada y un dolor agudo que mejor ignorar. Cargar y volver a cargar y clavar la hoja de la espada bien dentro. Y finalmente silencio. Lentamente le va volviendo un ardor en el costado izquierdo y el brazo derecho esta terriblemente cansado, pero sigue removiendo mecánicamente la espada clavada en el pecho del dragon. Santjordi apoyando la cabeza en el escudo, a su vez apoyado en la barriga del dragon, recupera el hilo de sus pensamientos. Efectivamente, la vida es rara. Que diablos hacia el aquí, sucio y pegajoso de sangre, que sentido tenia todo esto? Recordó que de niño le gustaba escribir cosas. Quizás hoy podría haber sido un escritor famoso, viviendo apaciblemente en una buhardilla de una floreciente ciudad. Tal vez era hora de dejar lo de caballero andante y no se, quizás retirarse a meditar a algún convento, o plantar patatas, o hacerse panadero. Pero a lo mejor da igual a que dedicarse. La vida es rara igual para los panaderos. Tendría que pensar más tranquilamente sobre lo que hacer con la vida, en por que hacemos lo que hacemos. De repente se oyeron ruidos y gente dando vítores, y esa princesa mirándolo zalamera, y sí, la vida, por rara que sea, se entrometió en sus pensamientos, y ya no tuvo tiempo más que de dar apretones de manos, recibir alabanzas y un beso de Princesa que pensó que era algo más que protocolario. Pasaron los años, y de vez en cuando Santjordi aun piensa que la vida es rara, pero entre entrenar sus estocadas certeras, perseguir dragones por la comarca, y mantener arreglado el jardín de rosas de Princesa, no le queda tiempo para preguntas difíciles. Además,  a veces piensa que a lo mejor ir matando dragones por ahi no es tan raro, y lo raro de verdad es ser panadero, o escritor.

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